La inflamación de este tendón es muy dolorosa y suele darse en los corredores que sobrecargan en exceso, así es y así puede identificarse.
Esta inflamación puede hacerse crónica y por eso se acaba llamando tendinosis aquílea. Se da en corredores de largas distancias, deportistas de salto, en tenistas u otros deportistas que hacen arrancadas muy bruscas… Pero también puede darse en personas que nada tengan que ver con el deporte pero que tienen algún tipo de patología metabólica o que toman cierto tipo de medicamentos.
Es curiosa esta lesión porque lo que puede pasar y de hecho lo hace muy frecuentemente, es que el deportista o corredor, nota cómo el dolor desaparece durante el entrenamiento pero éste vuelve al día siguiente cuando ya ha descansado.
¿CÓMO PUEDO SABER SI TENGO INFLAMACIÓN EN EL TENDÓN DE AQUILES?
Como siempre decimos, el autodiagnóstico no es una herramienta eficiente para saber lo que nos pasa en el cuerpo. Así que es importante acudir a un médico que nos diga qué es lo que tenemos, con nombre y apellido.
Para saber si nuestro caso es uno de tantos tendones de Aquiles inflamados, podemos realizarnos una resonancia magnética o una ecografía, en ésta última no sólo se ve el tendón que está inflamado sino que también se podrá comparar éste con el tendón sano. Una vez visto que es claramente una tendinitis del Aquiles, se diferenciará en tendinitis hipervascular o hipervascular, esto será importante porque no se tratan igual.
– Hipervascular: si es tu caso, te recomendarán tratamientos para esclerosar esos vasos que han aparecido de más y que proporcionan un dolor muy intenso.
– Hipovascular: son las tendinopatías que, por lo contrario, no tienen esos vasos sanguíneos. Es aquí donde el tratamiento más oportuno son los factores de crecimiento. Hablamos de una tendinosis, es decir, de un proceso degenerativo. Y estos factores de crecimiento nos van a ayudar a regenerar el tendón. Se ayuda de una ecografía para ir introduciendo los factores de crecimiento que estimulen el colágeno del propio tendón.
Cuando hablamos de problemas crónicos, la cirugía de mínima invasión será la opción más fiable. En la convencional, se hacen incisiones de diez, mientras en la micro, es tan sólo de un milímetro, por lo que la recuperación es mucho más rápida. En cualquier caso, deberás ir a un especialista para que te recomiende la mejor solución para tu problema, huye del autodiagnóstico.
PREVENCIÓN DE LA TEMIDA LESIÓN
Desde la Clínica Mayo nos dan una serie de consejos para prevenir esta dolencia antes de que llegue a nuestras vidas y haya que tratarla.
Aumenta tu nivel de actividad de manera gradual.
Si recién estás comenzando con una rutina de ejercicios, empieza lentamente e incrementa progresivamente la duración e intensidad del entrenamiento.
Tómalo con calma.
Evita las actividades que provoquen un esfuerzo excesivo para tus tendones, como carreras de montaña. Si participas en una actividad exigente, primero haz ejercicios de calentamiento a un ritmo más lento. Si notas dolor durante un ejercicio en particular, suspende y descansa.
Escoge tu calzado cuidadosamente.
El calzado que tengas puesto mientras te ejercitas debe proporcionar una amortiguación adecuada para el talón y debe tener un soporte firme para el arco, a fin de ayudar a reducir la tensión en el tendón de Aquiles. Reemplaza el calzado desgastado. Si tu calzado se encuentra en buen estado pero no tiene un buen soporte para los pies, intenta usar soportes para el arco en ambos lados.
Haz estiramientos todos los días.
Tómate el tiempo para estirar los músculos de las pantorrillas y el talón de Aquiles en las mañanas, antes de ejercitarte y después de ejercitarte para mantener la flexibilidad. Esto resulta especialmente importante para evitar la recurrencia de la tendinitis de Aquiles.
Fortalece los músculos de las pantorrillas.
Los músculos fuertes de las pantorrillas permiten que las pantorrillas y el tendón de Aquiles soporten mejor el esfuerzo que se realiza durante la actividad y el ejercicio.
Hacer entrenamientos cruzados.
Alterna actividades de alto impacto, como correr y saltar, con actividades de bajo impacto, como andar en bicicleta y nadar.